Vivir sin compararse

"La belleza está en los ojos de quien mira", es una frase muy popular, que hoy traigo a colación no por el tema de la belleza, sino de la percepción. De pequeña jugábamos con mis primos a subirnos a una piedra enorme de la antigua finca de los abuelos. Había dos caminitos para subir a la piedra y puedo sentir tantos años después, lo alta que me parecía y el esfuerzo y coordinación que me significaban escalarla. Años después, esa piedra mantiene su imponencia pero su significado o relevancia ya no es en subirla más rápido o incluso en estar en la cima sino en su presencia incondicional a lo largo de toda una historia familiar.

Eso mismo sucede con los objetos y mucho más con los libros. Aparentemente no cambian de forma, pero al nombrarlos, usarlos o retomarlos descubrimos que tienen un significado más amplio o incluso encontramos detalles que no habíamos visto o leído antes. Demian, de Herman Hesse es un libro que tiene esas características dentro de mi entorno familiar. Ha pertenecido a la biblioteca de mi papá desde antes de que yo existiera y además de tener ese ingrediente cariñoso, su contenido es para mí cada vez más esclarecedor y relevante. Espero que la selección de ideas que he hecho sea igual de estimulante para ti como lo es para mí.

Hoy doy las gracias por la compañía de este libro en nuestro vida, por las ideas que en lugar de dar respuestas me han invitado a cuestionar y por supuesto a mi papá por haber compartido este libro con nosotras.

Esta semana el concepto de El Síndrome del Impostor apareció en un correo y encontré mucha relación con la historia de Emil Sinclair, el protagonista del libro Demian. Por síndrome del impostor se entiende la dificultad para interiorizar logros y un miedo persistente de ser percibido como un fracaso.